22 oct 2008

Sonrisa Callejera

Aquí siento el impulso de sonreir a desconocidos. Sobretodo a mujeres negras inmigrantes, con o sin niños. Es como si con mi sonrisa puediese ejercer algún tipo de solidaridad latinoamericana callejera, que sin duda no cambiará la vida de nadie, pero quizás pudiese crear un simulacro de comunión durante pocos instantes. Lo he hecho algunas veces. Y la recíproca no es verdadera en la mayoría de los casos. No recibo de vuelta la sonrisa. Creo que hay algo en el aire, una desconfianza peninsular que se pega con el tiempo a las almas. Ojalá no me pase jamás.

22/10/2008.
madrid